sábado, 5 de enero de 2013

Capitulo 48 ♥


Cuenta Pedro
Llegamos a casa y me dormí abrazado a mi mujer y a mi hija, todo estaba saliendo como lo deseaba.
No se cuanto tiempo nos habíamos dormido solo que escuché el teléfono, mientras Paula atendía.
Paula: ¿Hola? (Aun dormida)
XXX: Hola Pau, ¿está Pedro por ahí?
Paula: Hola Horacio sí, ya se lo paso.
En eso Pau empieza a dejar dulces besos en mi pecho mientras subía hasta mi boca.

Paula: Mi amor gordo, es tu papá despertate. (Pasándome el teléfono)
Pedro: Mmm ¿qué pasó? (Agarrando el teléfono)
Comunicación Telefónica
Pedro: ¿Hola?
Horacio: Hola hijo, ¿los desperté?
Pedro: Si anoche fuimos a bailar pero no importa, ¿qué hora es?
Horacio: Como las tres de la tarde.
Pedro: Uh bastante tarde. ¿Qué necesitabas viejo?

Horacio: Te llamaba para preguntarte si ibas a venir hoy a casa para la misa de tu mamá por su cumpleaños.
Pedro: Como todos los años viejo, ahí voy a estar.
Horacio: Veni con Paula si queres y después se quedan a cenar, todos tus hermanos van a venir.
Pedro: Bueno viejo lo hablo con ella y te aviso ¿sí?

Horacio: Dale de paso queremos ver esa panza que seguro está enorme.
Pedro: Más linda imposible (acariciando la panza de Pau)
Horacio: Me alegro mucho hijo escucharte feliz.
Pedro: Como no voy a estar feliz si voy a ser papá, mi sueño hecho realidad y con la mujer que amo. (Sonriéndole a pau mientras ella me tiraba un beso)
Horacio: Me alegro hijo y sabes que me encanta Paulita como nuera. Bueno los esperamos hoy, a las 19:00 hs la misa hijo.

Pedro: Si Pá no me olvido, nos vemos más tarde un beso. Chau.
Horacio: Chau hijo un beso a mi nuera y otro a mi nieto.
Pedro: Nieta es nena pa (sonriendo)
Horacio: Besos a mi nieta.
Pedro: Serán dados. Chau (cortando)
Dejé el teléfono en la mesita de luz y me acosté de vuelta al lado de Pau.
Pedro: Buenos días mi amor (besándola)

Paula: Buenos días mi vida (besándome mientras me acariciaba la nuca)
Pedro: ¿Tenés algún plan para hoy?
Paula: Aparte de pasar el día con vos y llenarte de besos ninguno ¿por qué?
Pedro: Porque hoy es el cumpleaños de mi mamá y tengo que ir a mármol a la misa que hacemos todos los años.
Paula: Ah bueno no hay problema mi vida, anda yo voy a la casa de mi mamá y cuando vuelvas pasa a buscarme (Vi su carita de desilusión)
Pedro: No, yo quiero que vayas conmigo.

Paula: Pero es algo familiar mi amor.
Pedro: Por eso mismo, sos mi mujer y Paz es su nieta. Son mi familia y quiero que estén cerca mío hoy más que nunca, no me abandones hoy por favor (con lagrimas en los ojos)
Paula: Tranquilo que nunca lo voy a hacer, si queres que vayamos contigo lo vamos a hacer (besándolo)
Pedro: Gracias mi amor (besándola mientras me recostaba sobre ella)
Paula: Amor pará (ya que empezaba a desprenderle el corpiño)

Pedro: Por favor Pau te necesito (mirándola fijo a los ojos)
Paula: Acá estoy mi amor (acariciando mi mejilla)
Pedro: Te amo Pau, te amo (mientras retomaba lo que habia empezado besando su cuello)

Paula: Yo tambien Pepe (sacándome mi bóxer mientras me acariciaba)
Terminé de sacar las prendas de pau para unirme a ella en el acto de amor más puro, pero esta vez era diferente, fue dulce, tierna, suave pero con el toque de pasión, era la dosis justa de lo que necesitaba. Pau era mi complemento perfecto, luego se recostó en mi pecho mientras me acariciaba.

Pedro: Gracias mi amor.
Paula: ¿Gracias porque corazón?
Pedro: Por darme la dosis justa de lo que necesitaba, por estar a mi lado. (Abrazándola)
Paula: Vos tambien me das la dosis justa de lo que necesito siempre. Te amo.
Pedro: Yo tambien mi amor. ¿Cómo se está portando mi bebé?

Paula: Bien por lo menos nauseas ni mareos no he tenido últimamente.
Pedro: Ya quiero empezar a sentirla, quiero que dé sus primeras pataditas todo (besando la panza)
Paula: Yo tambien, prontito mi amor prontito.
Pedro: Bueno ahora vamos a levantarnos, bañarnos los tres juntitos comemos algo y vamos a la casa del abuelo princesa (beso)

Paula: Estoy invitada tambien?
Pedro: Obvio mi vida, vamos (beso)
Nos bañamos entre mimos, besos y caricias, preparamos algo para comer y después salimos para la iglesia que estaba cerca de casa, saludamos a mi viejo y empezó la misa. No pude no evitar extrañarla y que cayeran unas lágrimas por mi mejilla, Paula todo el tiempo me apretaba fuerte la mano dándome fuerzas. Terminó la misa y fuimos hacia la casa que me vio crecer y que probablemente tambien lo haría con mis hijos.

LEAN EL CAPITULO QUE SIGUE …

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